todas las mañanas despierto con una sensación:
los ojos cerrados
los dientes apretados
la nariz
expectante.
todas las mañanas
hay un cable de tensión en mi cuerpo
220 voltios de cielo.
y exploro en mis párpados tratando de hallar
un pensamiento tan azul
de exhalar
el polen que de noche trago de quién sabe qué sueño de
primavera terrible
porque la voz se me nubla
y estampas estampida
de mi ser se abre:
surgen grillos en mi noche
haciendo de mi vigilia una alucinación.
y camino
hacia el baño donde mojo mis trajes y cambio de Soledad
cada mañana
soles licuados en una taza de
porcelana china.
el cemento el asfalto el cielo sin cielo en mis manos
gente que se disfraza por las calles
animales metálicos
un tiempo frenético en cada cuerpo arropado
cuerpos eléctricos que funden oro sobre los ojos.
¡cemento! ¡semen! siglos que se escurren golpeándose unos a otros
relojes que marcan cada segundo doce campanadas
y la piel se abre y se cierra
los ojos se abren y se cierran y arden
los cuerpos
se chocan se incineran se evaden.
y camino
edificios y ciudades autos y colectivos
yo o todos
yo o signos
yo o el mundo
yo o vos
hasta desembocar nuevamente
en mi numen
en mi pecera eólica para nadar en pensamientos
220 voltios de cielo
cada noche
en mi cama.
2 comentarios:
¡Sí! Este me gusta. ¿Y si sueña con agua? ¿Y si sueña con aceite hirviendo y despierta húmeda? Gracias por el onírico escrito.
Suya Afectísima, N.
Me gustó mucho este texto! Espero otros, para deleitarme con tu poesía.
Saludos.
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